Por: Economista Víctor Alvino Guembes
La práctica de una economía con solidaridad no permite la explotación humana ni los recursos naturales, sino más bien promulga la cooperación, fortaleciendo a la sociedad en su conjunto, con cada uno de sus miembros pensando en el bien de todos y no en su propio bien.
Es importante entender que el concepto de solidaridad no es una simple fraternidad hacia los más pobres y necesitados o la simple caridad para con los más débiles, sino que es la unión de conciencias, voluntades y sentimientos tras un objetivo compartido que genera energía social y se manifiesta eficientemente, dando lugar a efectos positivos, incrementando el logro de los objetivos orientados a la reducción de la pobreza y, a su vez, al aumento de la felicidad y el bienestar de todos.
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