Nuestra conjetura: El modelo de seguridad peruano no corresponde con la evolución del fenómeno criminal en el país, debido a que la gestión de la seguridad pública solo responde a un enfoque criminalístico-penal y no a un enfoque criminológico multidimensional y pluricausal de la nueva realidad criminal del Perú.
Nuestra propuesta estratégica: Un nuevo y adecuado modelo implica transformaciones organizacionales, institucionales, legales, comunicacionales, y de los mecanismos de control social. Además, la implementación de:
1). Gestión del conocimiento en materia de criminalidad en sus tres niveles: criminalidad menor (que se manifiesta como delincuencia común), criminalidad intermedia (que se manifiesta a través de las actividades de las bandas organizadas) y criminalidad mayor (relacionado con la criminalidad organizada violenta y no violenta);
2). Incorporación intensiva de tecnología para la lucha contra la criminalidad; y.
3). Toma de decisiones y diseño de políticas públicas en materia de seguridad, basadas en evidencia científica.
Esta situación nos obliga a pensar en la necesidad de formular y aprobar la política pública de seguridad multidimensional, la política de salud mental, la política criminal, entre otros instrumentos planeamiento y de gestión de la seguridad y la criminalidad.
Medida urgente: Se requiere producir conocimiento científico transdisciplinario para el diseño de políticas públicas en materia de seguridad y para la toma de decisiones estratégicas, operativas y tácticas basadas en evidencia. Lo que no hace el Estado en la actualidad.
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