martes, 4 de octubre de 2016

SICARIOS DE CHIMBOTE Y EL CALLAO MIGRAN AL NORTE CHICO Y GENERAN OLA DE ASESINATOS


La migración de delincuentes provenientes del Callao, Chimbote e incluso Trujillo sería uno de los factores determinantes en el alto índice de asesinatos por ajustes de cuentas registrados en lo que va del año en el norte chico de Lima. Como informamos ayer, hasta el mes de setiembre, 38 personas murieron a manos de sicarios en esta zona azotada por la violencia criminal.

Bandas de extorsionadores, asaltantes, traficantes de tierras y sicarios se estarían enfrentando hace varios meses por el control de esta zona costera, que va desde el distrito de Chancay, en la provincia de Huaral, hasta Pativilca, en la provincia de Barranca. La declaratoria de emergencia en el Callao y Chimbote, habría propiciado la huida masiva de estos grupos criminales.

"Desde que se declaró el estado de emergencia, mucha gente del Callao ha migrado hacia Chancay, Huaral y Huacho, mientras que los de Chimbote se han asentado en Pativilca, Barranca y Paramonga. Al sentir la presencia policial en sus lugares de origen, es obvio que busquen nuevas zonas para delinquir", señala el coronel Luis Flores Solís, jefe de la Región Policial Huacho.

LOCALES VS. FORASTEROS
Muchos de los crímenes ocurridos en los últimos meses fueron actos de venganza o ajustes de cuentas. La presencia de nuevos hampones en esta zona de la región Lima también habría motivado la reacción de delincuentes locales, que buscan hacer respetar su hegemonía a sangre y fuego.

Esta situación tuvo un precedente a inicios del 2015, cuando cientos de invasores provenientes de Lima Metropolitana ocuparon las tierras de la comunidad campesina de Huacho, lo que desató una serie de enfrentamientos armados que dejó como saldo varias muertes.

La llegada de delincuentes chalacos y chimbotanos, este año, estaría generando un conflicto similar.

OFERTA LABORAL
Pero el norte chico no solo ofrece refugio a los hampones que huyen de la Policía, también les abre un abanico de oportunidades, que incluye el anonimato y la posibilidad de dejar la ilegalidad, al menos en apariencia. Ocupar un puesto como guardaespaldas, agente de seguridad o guardianes de una obra no es nada difícil para estos migrantes.

"Vine del Callao porque la situación estaba difícil. Hacían operativos todos los días y no podía salir de mi casa. La Policía te sembraba droga y como tengo antecedentes podía ir preso. Acá nadie me conoce", asegura 'Roger', un ex sicario del barrio de Loreto que trabaja como seguridad en una discoteca de Huaral.

'Roger' afirma que a inicios de año trabajó como guardián en una obra en Huacho y que hace poco unos amigos le ofrecieron 'chalequear' a un empresario en Paramonga. "Lo que más hay es trabajo como seguridad. Acá los empresarios viven con miedo, pero les gusta rodearse de gente peligrosa", comenta.

FALTA PERSONAL POLICIAL
Si algo falta en el norte chico, eso son policías. En la Región Policial Huacho, solo hay 500 efectivos asignados que deben distribuirse entre 16 comisarías y 8 unidades especializadas. Esto es más que alarmante si consideramos que su jurisdicción abarca la totalidad de las provincias de Huaura y de Barranca.

"En todo el norte chico (Huaral, Huaura y Barranca) no llegamos ni a 650 efectivos. En la comisaría de Huacho, considerada tipo A, solo hay 32 policías, mientras que en Lima una comisaría de ese nivel superaría los 120 agentes. En Cajatambo, por ejemplo, en la sierra de Lima, hay solo 6 policías. Acá tenemos que trabajar con lo que podemos. De todo el Perú, esta es la región que dispone de menos efectivos policiales", denuncia el coronel Luis Flores.

CLAVES
Las bandas criminales que operan en la provincia de Huaura se dedican principalmente a la extorsión y el tráfico de terrenos.

En Barranca y Huaral, predomina el sicariato, la extorsión y los sindicatos de construcción civil, los que se disputan a muerte las obras.
Fuente: La República

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