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Esta semana escuché con estupor, a través de algunos medios de comunicación, las monosílabas de un atrevido imbécil, que por lo que sé, es el único que ha logrado a base de méritos su consagración como un auténtico cacaseno (por lo despreciable de su mensaje y lo necio de su actitudes).
Según la noticia, este individuo, autoextraído de la más baja estofa de nuestra fauna política, se había desplazado a las instalaciones de EMAPA Huacho y utilizando su investidura se atrevió a balbucear un cherry fintoso y grosero - parecido a una llamada de atención - a los funcionarios y empleados de dicha empresa municipal por su mal trabajo.
Lo risible del caso es que este abominable personaje creyó que con ello defendía al ciudadano - usuario molesto e insatisfecho por el mal servicio, no tomando en cuenta que él – y sólo él – representa al accionista mayoritario y él es quien toma las decisiones de la empresa.
Este desatinado político junto con sus mediocres ayayeros cree que, tal como lo dice el título de este comentario y reza el cuento, los huachanos aún amarramos con salchicha al perro. El, es uno de los principales responsables del mal manejo de la gestión del servicio de agua potable en esta parte de la provincia.
Es una vergüenza mayúscula para todos los ciudadanos que vivimos en Huacho el tener como autoridades a cacasenos convictos y confesos sin moral, sin vergüenza, sin capacidad, ni profesionalismo y mucho menos con un ápice de sensibilidad ante la necesidad ajena.
La ciudad debe estar en alerta porque está desprotegida en materia de seguridad ciudadana, los delincuentes y fumones venden droga a una cuadra de la plaza de armas, los pirañas manejan mototaxis y están a la expectativa de asaltar al usuario, obras de saneamiento inconclusas, que pena por Huacho el tener que soportar dirigentes cacasenos.
(Econ. Víctor Eleazar Alvino Guembes/Docente de Economía)
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