Por Filomeno Zubieta Núñez
En este 230º aniversario del nacimiento de José Faustino Sánchez Carrión (13 de febrero de 1787), es importante expresar unas breves reflexiones. Pues se trata de uno de los personajes más ilustres y lúcidos que tuvo el Perú en los años de la independencia política de España y de formación de su futuro republicano. Una valoración de su contribución en la construcción de nuestra identidad nacional se hace necesaria, asimilar y retomar sus aportes democráticos se torna indispensable, afirmar los ideales a los momentos actuales debiera ser una obligación.
Con justa razón se le ha llamado “Tribuno de la República”, “Benefactor de la Patria”, “El Solitario de Sayán” o “Defensor de la República”, nació en Huamachuco, el 13 de febrero de 1787. Desde sus años de estudiante en Huamachuco, Trujillo o Lima, destacó por su conducta turbulenta pero, también, por su contracción al estudio, descollando como un orador vehemente, poeta y abogado de las causas justas y libertarias.
Su contribución a la construcción de un nuevo Perú democrático y republicano, puede dividirse en 3 etapas:
l. Como el “Solitario de Sayán”, de 1818 a 1820, en que despliega una lucha ideológica sin cuartel en pro de la independencia y su futuro demócrata y republicano. A sus Cartas firmadas como “El Solitario de Sayán”, se suma su lucha ideológica y política contra las ideas monarquistas, sobre todo de San Martín y su ideólogo Bernardo Monteagudo.
2. Como congresista en la implantación de la República, entre 1822 y 1823. El Primer Congreso Constituyente se instala el 20 de setiembre de 1822. Él es elegido su primer Secretario. Por encargo del Congreso, elabora las Bases de la Constitución Política en la que consagran los principios fundamentales como: la soberanía reside en la Nación; el voto directo y obligatorio; el sistema democrático y representativo, “La Nación se denominará República Peruana”; la igualdad de todos ante la Ley; la libertad de prensa; la inviolabilidad de domicilio y de la correspondencia; el catolicismo como religión oficial; la abolición de todos los empleos y privilegios hereditarios; etc.
3. Como Ministro en la construcción de la República, entre 1824 y 1825. Del 26 de marzo al 28 de octubre de 1824 se desempeñó como Secretario o Ministro General de Bolívar, tocándole la delicada labor civil de organizar la victoria final sobre los españoles. Dicta disposiciones sobre la marcha de la vida civil, equipa las huestes patriotas y, con una imprenta que marcha a paso del ejército, reproduce sus Cartas y sus principales discursos tribunicios.
A todo esto se agregan otros logros suyos:
a. Declaración de la ciudad de Trujillo como Capital de la República, por Decreto del 26 de marzo de 1824;
b. Instalación del la Corte de Justicia de Trujillo, el 30 de abril de 1824, al que seguirán las Cortes de Justicia Suprema y Superior de Lima y Superior de Arequipa y Cuzco;
c. Creación de la Universidad de Trujillo, el 10 de mayo de 1824;
d. Decreto declarando a los indios propietarios de las tierras que poseían;
e. El cambio de denominación del Departamento de Huamanga por Ayacucho, con Decreto del 15 de febrero de 1825;
f. Fundación de escuelas en muchas ciudades, como el Colegio Santa Rosa de los Misioneros de Ocopa;
g. Intensa labor de propaganda escrita en volantes y periódicos editados en la imprenta ambulante de los patriotas, como “El Centinela”.
El 28 de octubre de 1824 fue designado por Bolívar como Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, desde esta función contribuyó, entre otras, a:
a. Configurar los ideales integracionistas de los pueblos de América Latina, suscribiendo con Bolívar, el 7 de diciembre de 1824, la Convocatoria a la Reunión de Panamá;
b. La instalación de la Corte Suprema del Perú, el 8 de febrero de 1825;
c. Nombramiento de la comisión para elaborar los proyectos de Código Civil y Criminal; etc.
Su legado se sintetiza en: una conducta y actitud éticamente intachable; sus cartas sobre la necesidad de un Perú Republicano y Democrático con estudios de conceptos sobre “libertad civil”, la idea de “Patria”, “dignidad republicana”, etc.; sus propuestas sobre cómo debe construirse la República, proyecto de leyes, etc.
Sus artículos políticos y sobre la realidad peruana (población, clima, topografía, evolución histórica, etc.) publicados en “La Abeja Republicana” (con el seudónimo de “El Patricio”), “El Correo Mercantil” (como “El Solitario de Sayán”), “El Tribuno de la República Peruana” y “El Centinela”. Sus circulares y oficios sobre asuntos bélicos, promoción de la agricultura, necesidades locales, disposiciones sobre el empleo, salud, correos, educación, etc.; que, en conjunto, conforman su obra de constructor de la Patria, de literato y pensador. Convirtiéndolo no solo en el Padre de la Diplomacia Peruana sino, sobre todo, en el constructor de la República en el Perú.
Su muerte ocurrió el 02 de Junio de 1825 en Lurín. Estaba en pleno ejercicio de Ministro de Estado en los Departamentos de Gobierno y Relaciones Exteriores y sólo contaba con 38 años de edad.
En este aniversario de su nacimiento es bueno rescatar y resaltar sus ideales de igualdad, libertad, bienestar común y democracia, los mismos que merecen ser afirmados y desarrollados. Es el mejor homenaje que podemos tributarle a su memoria y a su lección de vida.
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