viernes, 9 de junio de 2017

CAPITAL SOCIAL: MIRANDO EL CONCEPTO DE TURISMO DE DIFERENTE MANERA

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Por: Econ. Víctor Eleazar Alvino Guembes

El turismo, una de las mayores industrias del mundo, contribuye con billones de dólares a la economía mundial y apoya los medios de subsistencia de aproximadamente 1 de cada 10 personas en todo el planeta. En muchos países, tanto con economías desarrolladas como con economías en desarrollo, se considera al turismo un motor de crecimiento económico y un medio para aumentar el patrimonio de las personas y las comunidades, que de otra manera tendrían dificultades para crecer y prosperar.

Gran parte del sector del turismo depende del mundo natural, de los hermosos paisajes terrestres y marinos que visitan los turistas en busca de tranquilidad, descanso y una conexión directa con la naturaleza. El turismo costero y marino representa una proporción considerable de la industria turística y es un componente importante de la creciente y sostenible economía azul, que contribuye con más de 6,5 millones de empleos, ocupando el segundo lugar después de la pesca industrial. Se proyectan tasas de crecimiento mundial de más de 3,5 % y se calcula que para 2030 el turismo costero y marino constituirá el mayor segmento de valor agregado de la economía oceánica con un 26 %.

Es probable que algunas regiones como el Caribe y el sudeste asiático, cuyo crecimiento y bienestar económico dependen fuertemente del turismo, se beneficien de este crecimiento, sobre todo a medida que más personas en lugares como China y otros países tengan los medios para viajar al extranjero. Gestionar bien este crecimiento será clave para garantizar que se preserven los ecosistemas que sustentan las oportunidades turísticas. Aprovechar esta “riqueza oceánica” demandará un enfoque deliberado sobre los tipos de inversiones mediante, por ejemplo, la ordenación del espacio marino, zonas de gestión marítima bien diseñadas y financiadas, y nuevas herramientas que ayuden tanto a las comunidades locales como a los Gobiernos nacionales a tomar las mejores decisiones posibles a largo plazo.

Es indudable que la naturaleza es la base de una gran parte del turismo mundial: los viajeros están dispuestos a pagar más por una habitación con vista al mar y se suelen usar palabras como “prístino”, “remoto” y “virgen” para referirse a atractivos turísticos como las playas, los arrecifes de coral y los paisajes marinos panorámicos. Sin embargo, la industria de los viajes y el turismo no solo depende de un entorno saludable por razones turísticas. Un arrecife, además de proporcionar una oportunidad de esparcimiento para los turistas, también puede desviar las olas que causan erosión y reducir el riesgo de marejadas ciclónicas que pueden dañar los resultados del sector turístico.

Asimismo, datos científicos nos indican que los manglares y las praderas de algas marinas son un excelente medio para absorber y almacenar carbono, reducir las emisiones nocivas que causan el cambio climático y actuar como viveros para la vida silvestre marina. Y todos esos ecosistemas costeros producen pescado, que es una de las opciones favoritas en los menús de los restaurantes de todo el mundo y una fuente de alimento y de subsistencia para las comunidades costeras más pobres.

Es evidente que la naturaleza aporta un valor enorme al turismo y a otras industrias. Pero uno de los desafíos es saber exactamente dónde se producen estos beneficios en primer lugar. Este conocimiento puede facilitar inversiones más inteligentes en medidas de gestión y conservación que apoyen tanto a la naturaleza como a las empresas turísticas que sustentan a las economías costeras.

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