Por Econ, Víctor Eleazar Alvino Guembes
Mientras exista una gran desigualdad en el acceso a oportunidades básicas en América Latina y el Caribe, los niños de la región tendrán diferentes probabilidades de progresar económica y socialmente. Muchos de los programas y políticas sociales en funcionamiento
mejoran las oportunidades. Pero teniendo como objetivo explícito la igualdad de oportunidades entre los niños, y midiendo mejor el avance en base a este nuevo Índice de Oportunidades Humanas, los políticos y tecnócratas podrán dar un mejor uso a los recursos existentes y definir políticas más eficaces.
Poniendo el énfasis en la necesidad de igualar oportunidades se han descubierto nuevos puntos para enfatizar. Más allá de las oportunidades básicas que se han mencionado, insistir en el concepto de darle un piso parejo a los niños, las intervenciones tempranas, desde el monitoreo prenatal y nacimientos asistidos profesionalmente, hasta la nutrición temprana, la identidad jurídica, y el desarrollo neurológico, se convierten en una prioridad.
También el acceso preescolar (tal como la guardería) y el buen funcionamiento durante la educación primaria (habilidades de lectura y razonamiento). En un enfoque más comprensivo que incluya a los jóvenes, la seguridad física, la educación reproductiva, las pruebas vocacionales para los adolescentes, el financiamiento de la educación técnica y superior para muchos jóvenes, áreas frecuentemente pasadas por alto, adquieren una nueva relevancia. Los subsidios generalizados consumidos por aquellos que no los necesitan (la educación universitaria gratuita para los ricos, por nombrar sólo uno) se revelan como un uso ineficaz de recursos.
El debate alrededor de la desigualdad en América Latina y el Caribe ha sido fuerte y enconado. Ha polarizado la política latinoamericana y ha dificultado una potencial visión común sobre el desarrollo. Ha cuestionado el rol mismo del estado. Sin dejar de lado el tema de la desigualdad de ingresos y riqueza entre los adultos, es necesario poner en el debate de la política pública, con urgencia, la necesidad imperiosa de reducir la desigualdad de oportunidades entre los niños.
El debate debería concentrarse en la equidad (mismas oportunidades para todos). La idea de proporcionar igualdad de oportunidades para todos en una etapa temprana, más allá de la situación socio-económica, es un tema de justicia social y equidad para algunos, y una condición necesaria para desplegar esfuerzo personal para otros. Pero en cualquier caso, un objetivo urgente para todas las sociedades.
Mientras el lugar de nacimiento, la raza, el género y el origen familiar sigan influenciando las oportunidades y destinos individuales, la población latinoamericana seguirá sintiendo que el campo de juego está muy desnivelado.
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