De esta manera, los enigmas que esconde dicho señorío, que se desarrolló al norte de Lima entre los años 1100 y 1480 después de Cristo, empezaron a ser descifrados hoy en la ciudad de Huaral.
Concentración absoluta. Los especialistas comenzaron a quitar uno a uno los textiles que cubren el personaje, que sería un adulto enterrado hace unos 500 años, en un ambiente especial acondicionado en la Casa de la Juventud de Huaral.
“Ha sido la apertura, elemento por elemento, de un fardo funerario de un individuo del pasado prehispánico enterrado por motivos que no conocemos aún y fue envuelto por telas. Con ello estamos retrocediendo en el tiempo para saber quién fue, quiénes ocuparon este territorio”, sostuvo Walter Tosso, jefe del proyecto arqueológico de Pisquillo.
El entierro fue encontrado a principios de este año como parte de las investigaciones que se llevan a cabo en la zona, resultado de la conjunción de esfuerzos entre el gobierno regional y las municipalidades de la provincia de Huaral y el distrito de Aucallama.
“No hay museo en el Perú y el mundo que no tenga una pieza Chancay pero no conocemos de su pasado, la conocemos como objeto de valor real. Ahora la ciencia tratará de develar el misterio y conocerlo para su difusión”, añadió el especialista.
PISQUILLO: PASADO HISTÓRICO INVALORABLE
El sitio arqueológico Pisquillo está en el centro poblado de Palpa, del distrito de Aucallama, provincia de Huaral, región Lima. Tiene características monumentales y lo forman dos montículos denominados Las Shicras, del período arcaico tardío (2800-2000 antes de Cristo), conocidos como sector A.
En la parte inferior alberga un asentamiento arquitectónico Chancay (1110-1480 después de Cristo), llamado sector C, donde se hallaron los fardos.
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