Por Econ. Víctor Eleazar Alvino Guembes
En el transcurso de las próximas dos décadas, India tendrá una de las poblaciones más numerosas y más joven en edad de trabajar a nivel mundial. Por un lado, este hecho constituye una noticia alentadora. Pero, si el país quiere aprovechar plenamente esta ventaja demográfica y participar de manera productiva en la economía global, es crucial que India invierta en el desarrollo cognitivo y humano de sus ciudadanos.
La ciencia resulta convincente: el desarrollo humano empieza a temprana edad, es decir en los primeros 1000 días de vida. Durante el embarazo de una mujer y luego en los primeros dos años de vida de su bebé, hay ciertos aspectos cruciales para el desarrollo infantil en general, y estos son una nutrición adecuada, la estimulación y el aprendizaje a una edad temprana y un entorno seguro.
Desafortunadamente, menos del 2 % de los niños en India tienen resueltas en suficiente medida las siguientes necesidades básicas en sus años más importantes: alimentación adecuada, atención de salud apropiada, oportunidades de aprendizaje a temprana edad, y acceso a agua limpia y servicios de saneamiento.
La falta de respuesta a estas necesidades esenciales no solo tiene impactos irreversibles en el desarrollo infantil, sino también puede debilitar la futura productividad de la economía de un país. El mejoramiento de la nutrición en la primera infancia podría aumentar los salarios de una persona en la vida adulta entre un 5 % y un 50 %, y la reducción del retraso en el crecimiento podría incrementar el producto interno bruto (PIB) en una cifra que oscila entre un 4 % y un 11 %.
Si bien la magnitud del desafío que tiene India en materia de nutrición es enorme, el país ha realizado importantes avances en la última década al tratar de abordar este problema endémico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario