Existe la percepción de que el proceso de regionalización no está en la dirección correcta
La experiencia actual de regionalización en el Perú, genera un sentimiento de malestar e inquieta a la opinión pública nacional. Hay la sensación de que el proceso de regionalización no está en la dirección correcta. Esto no sucede porque se espere resultados inmediatos de un proceso que se sabe es de largo plazo; ocurre porque las llamadas regiones, antes departamentos, dan muestra de anarquía económica y política.
Después de quince años de crecimiento económico ininterrumpido de la economía peruana y de un proceso de regionalización en marcha, el panorama de las regiones en el Perú no muestra progresos significativos. Por el contrario, se evidencia un sistema productivo desarticulado, de baja productividad e incapaz de generar nuevo empleo productivo; dudosa eficiencia en el uso de los recursos presupuestales de los gobiernos regionales y locales, y procesos políticos disfuncionales. Esta situación obliga a replantear el proceso de regionalización en curso.
La Nueva Geografía Económica y la Concentración de la Producción
La regionalización en el siglo XXI se desarrolla en un contexto en el que la información se trasmite en forma rápida y a costos razonables, existen mejores medios de transporte; y una mayor apertura de los mercados. Esto lleva a pensar que el rol de la localización geográfica en un mundo globalizado ha disminuido en importancia para la actividad económica.
Sin embargo, la evidencia empírica sugiere lo contrario. La localización geográfica es cada vez más importante ya que la concentración de la producción mundial es mayor.
Como el propio Krugman señaló, su teoría ayuda a construir un puente entre el análisis del comercio internacional y la localización de la producción dentro de los países. Esta teoría parte de la premisa de que las economías de escala permiten producir a menores costos. Esto permite que la producción a pequeña escala dirigida a un mercado local se sustituya por la producción a gran escala para el mercado mundial. Esto se traduce en precios más bajos, mayor especialización y diversificación productiva.
Las Áreas de Actividad Económica como Base Regional
La fortaleza económica de países geográficamente grandes, medianos o pequeños, como por ejemplo los EE.UU., China, Alemania, o Suiza, radican en las economías regionales. Estas economías regionales plenamente interconectadas, no necesariamente coinciden con las divisiones políticas de los países, llámense regiones, estados, provincias, cantones, etc. Las áreas de actividad económica que dan sustento a la economía regional de esos países responden a la racionalidad de la aglomeración económica.
Vista así la regionalización, la demarcación política de las regiones es menos importante que la definición de los espacios económicos o áreas de actividad económica regional.
Las áreas de actividad económica – expresada en la localización de la producción, los flujos comerciales, la interconexión de la infraestructura, o la localización de la población – no necesariamente coinciden con los límites políticos de una región, lo que obliga a un esfuerzo de concertación entre los gobiernos regionales implicados y el gobierno central. Por ello, la identificación y promoción de las áreas de actividad económica en el ámbito nacional, es uno de los aspectos más importantes de la experiencia de regionalización de los EE. UU. y otros países avanzados.
La realidad de los países muestra que la prosperidad no llega a todos las regiones a la vez. Por ejemplo, en los EE. UU., el estado de Mississippi no es tan próspero como el estado de Massachusetts; en China, la provincia de Xinjiang no es tan próspera como la provincia de Guangdong. El desarrollo no es homogéneo a nivel de naciones ni a nivel de espacios sub nacionales.
Replanteando el Proceso de Regionalización
Dado el estado actual en el que se encuentra el proceso de la regionalización en el país, redibujar la configuración política de las regiones del Perú parece difícil y hasta inútil, debido a las sensibilidades políticas regionalistas.
Esta reorientación debería estar basada en dos criterios:
1. El posicionamiento estratégico del país. Esto implica fijar con claridad la visión del conjunto del país y su rol en la economía global, y asegurar la integración interna del país.
2. La eficiencia operativa regional. Esto implica el manejo adecuado de los recursos económicos regionales y locales.
Siguiendo estos dos criterios, le corresponde al país: definir y priorizar recursos concretos de acción para el gobierno central, regional y local; establecer un mecanismo eficaz de coordinación entre los múltiples ámbitos geográficos del país; e instituir una adecuada estructura organizacional para asegurar el desarrollo económico.
La existencia de una variedad de indicadores del comportamiento económico de la región muchas veces confunde en lugar de ilustrar al ciudadano sobre el rumbo que sigue la región. Por ello, es necesario seleccionar sólo algunos indicadores para centrar la atención de la población y el debate público sobre el comportamiento de la gestión de los gobiernos regionales.
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