SIN TRISTEZAS. La numerosa familia de origen ambarina, integrado por hijos, nietos, bisnietos y más, de la que en vida fue doña Priscila Natividad Espada, longeva hualmayuna de 107 años, conmemoraron el primer año de su sensible deceso con una misa de honras en la catedral de Huacho y luego un quitaluto con rodeo y todo como le gustaba.
Como se recuerda Priscila Natividad, fue enterrada a ritmo de tradicionales y ancestrales rodeos de su natal Ámbar, música costumbrística que no faltó durante el primer año de su partida física.
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