Luis Lescano Gastelú, un empresario dedicado a la venta de artículos de oficina, estaba en su casa de Lurín, al sur de Lima, cuando el pasado 16 de noviembre sonó su teléfono celular. Nunca imaginó que esa llamada lo hundiría en una pesadilla en la que terminó cayendo hasta su propia familia.
“Me avisaron que tenía un sobre en la puerta de mi casa que contenía tres balas, fotos de mi familia, una carta intimidatoria a mis hijos y esposa; y los números de mis cuentas bancarias”, contó. Le exigían 100 mil dólares para no atentar contra sus seres queridos.
Luis es parte de las casi 50 mil personas que, según la Policía, han sido víctimas de extorsión en el país en los últimos 10 años. Muchas de ellas han denunciado esto. Según datos entregados por la Dirincri, entre el 2012 y 2013, el 95% de estos delitos se perpetraba desde las cárceles.
EN LOS COLEGIOS
"Hoy existen las microextorsiones, en las que hasta los escolares intimidan a sus propios compañeros. Este es un delito muy complejo que hemos empezado a combatir", afirma el general José Lavalle Santa Cruz, jefe de la Dirección de Investigación Criminal.
El año pasado, agentes antisecuestros intervinieron a un adolescente que amenazaba de muerte por Facebook y extorsionaba a cuatro escolares exigiéndoles a cada uno el pago de 20 soles semanales o dos soles diarios (lunes a viernes) en San Martín de Porres.
Los detectives, que fingieron ser docentes, capturaron al menor M.M.O. (17), ‘Micky’, después de que su víctima C.R.R. (16) le entregara 10 soles a pocos metros del colegio Ingenieros UNI. La Policía le encontró 600 soles que acumuló producto de los chantajes.
"Las extorsiones no solo son perpetradas por delincuentes de alto vuelo o seudosindicatos de construcción. También existen las microextorsiones. Estamos trabajando para acabar con estos actos criminales. En Cañete y Chincha los estamos erradicando. También en el norte chico", manifiesta el general Lavalle.
Se debe precisar que las ciudades donde se registra un mayor número de extorsiones son Trujillo, Chiclayo, Piura, Lima (sur y norte chico) y el Callao.
Para el oficial, la cifra que brinda es referencial, porque existen casos que no se denuncian. "Hace falta investigar más a profundidad el fenómeno, contar con datos homologados y realizar encuestas de victimización para conocer los delitos que no se denuncian", señala.
EXTORSIONES AL DÍA
"Entre el 2008 y el 2012, los delincuentes realizaban 26 extorsiones al día. En tanto, del 2012 al 2013, esta cifra se redujo a un promedio de 16", refiere el coronel (r) Jorge Mejía Asanza, ex jefe de la División Antisecuestros. "En el 62% de las extorsiones, las víctimas llegan a pagar", agregó el asesor en seguridad.
Voceros del Ministerio Público señalan que después de los empresarios constructores y residencias, son los negocios los más afectados por las extorsiones. El 23% de las denuncias son presentadas por dueños de comercios, quienes han dicho que les han exigido dinero a cambio de dejarlos seguir con su trabajo diario.
En tercer lugar, con el 6% de denuncias, se encuentran propietarios de transporte de pasajeros y de carga, quienes se han visto afectados por ese fenómeno criminal.
El mes pasado, Luzmila, empleada doméstica de una magistrada, recibió una llamada en San Isidro. "¿Tú eres la empleada?", le preguntaron.
El interlocutor de la joven era un preso de una cárcel limeña. Le preguntó si estaba sola en casa. Cuando ella le dijo que sí, le explicó que su empleadora había tenido un accidente y que ella tendría que reconocer el cuerpo.
Por eso le dijeron que le iban a mandar un taxi. Media hora después llegó el auto. De pronto, la mujer recibió otra llamada del preso, quien entonces cambió su discurso. "No hubo accidente: tenemos secuestrada a la jueza. Si la quieres ver viva lleva al auto todos los artefactos", le exigió.
La modalidad más utilizada por estos delincuentes ya no es el robo, sino una manera más práctica y sutil: la extorsión acompañada de la intimidación. El que se niega a cumplir sus exigencias está condenado a muerte, no hay negociación sino imposición y no se perdona a nadie. Todo esto mientras se espera la implementación de los bloqueadores de celulares en los penales del país.
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