Las jóvenes que trabajaban en posadas en la Europa medieval solían relacionarse fugazmente con los arrieros que hacían un alto en su camino y, con frecuencia, quedaban embarazadas, tal como la Maritornes del Quijote. Estos hijos de padre desconocido se llamaron bastardos en España, derivado de bastard en francés, al parecer por bart 'albarda', que aludía a ese avío de los arrieros.
En efecto, la albarda era una gran almohada que formaba parte del aparejo de los caballos de carga, de modo que la palabra francesa hacía referencia a alguien que había sido concebido sobre una albarda en una relación fugaz.
La historia nos recuerda que la bastardía ensombreció los primeros años de la vida de Guillermo 'el Conquistador', rey osado y dominante, hijo de un duque y de la hija de un tintorero. Se enamoró perdidamente de la princesa Matilde de Flandes a pesar de que ella lo rechazaba cuando supo que era bastardo.
A propósito del tema ¿Cree usted que existen los bastardos políticos? Claro que existen y, sobretodo, abundan. Son aquellos que carecen de un padre político original y eso les permite tener una ventaja política frente a los demás ciudadanos sólidos en ideas y valores. Su apetito personal los hacen cómplices con su madre política como es la corrupción sin valores representados por cualquier agrupación política mediocre cuando les convenga.
Mutan y hasta se mimetizan camuflándose como políticos renovados, pero, además no titubean en ningún momento de cambiar sus valores de baja estrofa, justamente por el origen que tienen, ocultan sus orígenes fácilmente, como cual camaleón, para mezclarse con la plebe y sin tener ningún oficio ni beneficio pretenden ocupar cargos importantes dentro de la sociedad en cualquier elección democrática.
Muchos de ellos, por ejemplo, por el concubinato con periodistas sobones tienen la oportunidad y la conchudez de hablar en radio y tv. ¿Creen ustedes que la gente pueda creer sus propuestas refritas? La respuesta es NO. Porque provienen de los fracasados vencidos y desesperados al extremo por el apetito de poder, enloquecidos también por el hambre y la anemia de la ambición y que sólo les satisfará el mismo lucro mal habido y corrupto de ganar alguna elección.
Otros, son los vencidos por la locura senil y de una vida licenciosa y oculta por la mentira, pretenden hoy sin ningún cuajo de vergüenza aún postular una vez más. La población de las ciudades a la hora de elegir autoridades, no debe ser tonta ni dejarse engatusar por estos bastardos políticos y apostar, más bien, por propuestas profesionales, argumentadas, serias y originales que provengan de equipos de personas con limpieza y capacidad profesional y moral.
De lo contrario, viviremos como siempre arrepentidos de vivir en la misma pobreza y miseria, mientras aquellos mal llamados hermanos del rey Guillermo 'El Conquistador' solucionarán, una vez más, sus problemas económicos con nuestro voto mal pensado.
(Economista Víctor Eleazar Alvino Guembes)
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