CUESTIONES INSENSIBLES. Cuánta diferencia existe entre lo que se dice, se pregona en salones y calles, y lo que hace en la Educación peruana, cuando se sabe, que todo queda en palabras eso de "la educación es lo más importante de la sociedad", empezando que no tiene el presupuesto adecuado a nivel nacional y muchos menos aportes sostenidos y descentralizados en los otros niveles subnacionales de gobierno como el gobierno regional de Lima y las municipalidades.
En esta oportunidad no nos referiremos a cómo está la infraestructura educativa y su equipamiento, ni las condiciones físicas y psicológicas en las que reciben sesiones pedagógicas los estudiantes peruanos, sino de cómo trata la Educación a unos de sus importantes elementos, como es el maestro o la maestra, no solo desde el punto de vista de sus remuneraciones de hambre sino en las condiciones totalmente desfavorables en las que laboran en cada uno de sus niveles y modalidades.
Porque al irrisorio sueldo que recibe se suman los permanententes y lesivos recortes de sus beneficios laborales, que contrastan con la rúbrica cuarta de demanda "propiciar un ambiente de respeto y proximidad", cuando poco o nada le importa al estado en todos sus niveles y formas, del cómo llega y como está el maestro en sus aulas cuando lidera el proceso enseñanza aprendizaje centrado en el estudiante.
DE ESPALDAS AL MAESTRO
Decimos esto, porque en los últimos en que en la sociedad aparecen cada día nuevas y nuevas formas de enfermedades, el magisterio no está exento de ello, y de la forma como debe laborar un docente en aula que por aquellas vicisitudes de la vida contrae una enfermedad, y si está en condiciones de seguir conduciendo el segundo dominio educativo, al no estar en disminuido para transmitir en la práctica educativa un mensaje de valores y emprendimiento con una salud totalmente deteriorada, pero ello, de seguro no forma parte de la agenda del Estado como están los docentes en cuanto a su salud.
Menos advertimos que el Ejecutivo en todos sus niveles nacional y subnacionales que se debaten entre sus incapacidades de gasto y de inversión social, así como el Congreso condenado ahora a una muerte súbita por decisión de Martín Vizcarra, se hayan dignado a debatir la realidad determinante en la problemática educativa de nuestro país que son los problemas de salud asociados directamente a la profesión docente y que indudablemente, afectan de manera directa a su desempeño en el aula, y su medio social circundante a la escuela.
MALTRATO EXTREMO
El docente está prohibido de enfermarse porque de lo contrario conocerá, el lado más oscuro y maltratador de su Sector, que es no tener un trato digno, humano, social, solidario y prudente, porque no tendrá licencia ni un programa asistencial nacional, regional o local durante su tratamiento, y entonces deberá continuar dando sesiones pedagógicas aunque no tengan fuerzas y tengan limitaciones extremas por los males que sufren, en razón que si su licencia por salud supera los nueve meses debe pedir licencia sin goce de haber.
Entonces nos preguntamos, ¿Cuántos valores se ponen de manifiesto cuando un docente se enferma? creo que ninguno, porque cuando el docente se enferma su sector le da la espalda y no debería ser así, porque es ahí cuando, el Sector debería estar al lado del maestro, correspondiente a lo que se dice, que la educación es lo primero en la sociedad, entonces, al empleador estatal le corresponde asistir hasta que encuentre mejoría el docente delicado de salud y no abandonarlo como lo hace ahora.
PROGRAMA ESPECIAL
En verdad que siendo la Educación muy importante para la sociedad peruana, también debe ser importante, que el Estado se preocupe por le potencial humano que conduce el proceso enseñanza aprendizaje, que son los maestros y más cuando se ponen delicado de salud, y de forma inmediata hacerlos ingresar a un programa especial a nivel nacional o regional (pero creo que es pedir mucho), que atienda su salud, su remuneración y obligaciones familiares, hasta que encuentren mejoría total, y no como ahora, si el maestro esta enfermo, tiene que seguir en las aulas "aunque este con las tripas afuera", como dicen en las calles nuestras, porque sino simplemente son cesados por abandono laboral.
Entonces es importante que en forma urgente se haga una profunda evaluación de cómo el Sector Educación está tratando a sus maestros en general, y en forma particular a aquellos que caen enfermos durante el ejercicio de sus funciones educativas, para empezar a implantar sendos programas que asistan de forma integral a los docentes con salud delicada y no dejarlos solos, de manera insensible, de esa manera se tendrá una Educación con rostro humano y que generará formación integral a las futuras generaciones.
Haber que pasa, pero necesitamos que la Educación hoy más que nunca tenga rostro humano, en los casos particulares señalados en el presente comentario, es decir crear un programa de asistencia integral de los docentes cuya salud estén deterioradas, como se ve ahora, que los docentes tiene que llegar a sus aulas en condiciones sumamente difíciles por el deterioro de su salud, para seguir entendiéndose y llevar el sustento diario de su familia, no hay derecho ni trato humano en ello, menos en Educación.
LAS ESTADÍSTICAS
Es bueno saber, que en la actualidad, la salud física docente está afectada por una serie de enfermedades diagnosticadas, siendo la gastritis (38.5%), los resfríos frecuentes (37.9%) y el estrés (36.6%) aquellas enfermedades con mayor predominancia y con una menor brecha entre los porcentajes de docentes que las padecen.
Así mismo se presentan las siguientes enfermedades en menor medida: várices en las piernas (29.2%), disfonía (20.5%), enfermedad de la columna (19.9%), trastornos ginecológicos y depresión (19.3%), cistitis (16.8%) y lumbago (13.7%). En cuanto a malestares percibidos por los docentes en forma persistente en el último año, se evidencia que los tres predominantes ha sido el dolor de espalda (57.1%), la angustia (35.4%) y la dificultad para concentrarse (32.9%).
Estas enfermedades y malestares están relacionados a ciertos factores de exigencia ergonómica presentes en el trabajo docente como estar siempre de pie durante la jornada (47.2%), el forzar siempre la voz (46.6%), el realizar a veces esfuerzo físicos excesivos (54.9%), el sentarse a veces en muebles incómodos (48.3%) y mantener a veces una postura inadecuada (47%).