En Hualmay y Santa María no existe cuadra, manzana, urbanización o asentamiento humano donde no se haya constituido una junta vecinal; aquella organización que en las últimas décadas se ha convertido en aliado estratégico de municipios y la Policía en su lucha contra la delincuencia en todas sus formas, microcomercialización de drogas y pandillaje.
En los distritos en mención, la labor (ad honórem) de los llamados “vecinos vigilantes” es digna de resaltar, pues a pesar de múltiples adversidades, acaban de cumplir 10 años de labor ininterrumpida. Sin duda todo un logro, aunque no se esperaba menos de una zona que, siempre bajo la orientación de la comisaría de Cruz Blanca, ha sabido mantener desde sus inicios un alto nivel organizativo que inclusive le valió un premio del Ministerio del Interior, allá por el 2003.
En la actualidad, entre varones y damas, son 2,400 integrantes, quienes todas las noches, silbato en boca y linterna en mano, recorren vecindarios tratando de disuadir y evitar actos que alteren el orden y la seguridad. Si bien el trabajo es eminentemente preventivo, estos también han sido capacitados sobre formas cómo reportar sospechas, problemas o riesgos; motivos más que suficientes para hoy en día ser considerados “ojos y oídos” de las autoridades.
En estos tiempos, más que felicitaciones, agasajos o entrega de indumentarias, los miembros de las juntas añoran se promulgue una ley que los reconozca como beneficiarios de algún programa social, aunque ya bastante agradecidos manifiestan que se sentirían con el solo hecho de ser receptores de un seguro de salud.
(LUCHO BERNAL MEDINA)
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