Ya se ha convertido en una tradición que los papas a su paso por La Habana den esquinazo a la oposición y, en cambio, acudan a visitar a Fidel Castro. Jorge Mario Bergoglio, tan distinto en tantas cosas de Karol Wojtyla y de Joseph Ratzinger, no fue en esto una excepción.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, confirmó que, nada más terminada la misa en la plaza de la Revolución, el Papa fue a visitar “al comandante Fidel Castro”.
La reunión duró unos 40 minutos y transcurrió, según Lombardi, en un ambiente “muy familiar e informal”. El expresidente estaba acompañado por su esposa, hijos y nietos. Según Lombardi, Castro aprovechó para preguntarle a Bergoglio sobre “grandes cuestiones del mundo de hoy” y después intercambiaron regalos.
Durante la reunión ambos intercambiaron libros. El Pontífice le obsequió dos libros de Alessandro Pronzato, experto en catequesis y en la Biblia y divulgador teológico, uno de ellos titulado Evangelios molestos y otro sobre la relación entre humor y religión. También le regaló ejemplares de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium y su famosa encíclica sobre temas medioambientales Laudato si.
El expresidente cubano por su parte obsequió al Papa el libro Fidel y la religión, la entrevista que el teólogo brasileño Frei Betto le hizo a Fidel Castro en 1985, con la dedicatoria: "Para el papa Francisco en ocasión de su fraternal visita a Cuba. Con admiración y respeto del pueblo cubano".
Francisco aterrizó el sábado en el aeropuerto de La Habana, donde le dio la bienvenida el presidente Raúl Castro con un discurso en el que le agradeció su apoyo en el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos.
CRISTINA VISITÓ A CASTRO
Por su parte, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, se reunió con Fidel Castro en su domicilio de La Habana, después de acudir ayer en la mañana a la misa multitudinaria que el papa Francisco ofició en la Plaza de la Revolución.
La presidenta calificó de "emotiva y conmovedora" la misa de Francisco y aseguró sentir como "si el Ché Guevara mirara a todos", con cierta nostalgia, ya que en esa plaza hay una gran efigie del guerrillero argentino.
SERVIR A LOS DEMÁS
En la homilía, Francisco instó a los cubanos a servir "a las personas" y no a las "ideas" e insistió en que la importancia de las naciones se mide en cómo atienden a las necesidades de los más desfavorecidos.
Dijo que el pueblo cubano tiene "vocación de grandeza" y afirmó que debe cuidarla, pero especialmente mediante el servicio a los más frágiles.
"La importancia de un pueblo, de una nación, de una persona siempre se basa en cómo sirve a la fragilidad de sus hermanos", continuó Francisco, que dedicó su homilía a recordar a los cristianos que "todos estamos invitados (...) a hacernos cargo los unos de los otros por amor".
El líder del catolicismo defendió el concepto del "servicio" a los demás pero alertó contra la tentación de querer beneficiar "a los 'míos' en nombre de lo 'nuestro'", porque, señaló, eso puede generar una "dinámica de exclusión"
"El servicio nunca es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas", continuó el Papa en esta misa en la simbólica Plaza de la Revolución, donde también las oficiaron en sus precedentes visitas los papas Juan Pablo II (1998) y Benedicto XVI (2012).
Recordó que "el santo pueblo fiel de Dios que camina en Cuba es un pueblo que tiene gusto por la fiesta, por la amistad, por las cosas bellas" y agregó que también "tiene heridas (...) pero que sabe estar con los brazos abiertos.
"Hoy los invito a que cuiden esa vocación, a que cuiden estos dones que Dios les ha regalado, pero especialmente quiero invitarlos a que cuiden y sirvan, de modo especial, a la fragilidad de sus hermanos".
El catolicismo se topa con los santeros y el laicismo en Cuba
El Papa predica en Santiago de Cuba, donde solo un 25,6% de sus habitantes son blancos frente a un 74,4% de mulatos y negros, más devotos de las deidades yorubas y la adivinación con caracoles que afectos al sacramentario gregoriano y al Cristo resucitado.
Por la bahía de Santiago entraron los primeros esclavos negros después de que el rey Carlos I de España expidiera en 1517 la primera licencia para la trata en las Antillas.
Con ellos llegaron las creencias africanas y el criollaje religioso. Como Francisco quiere evangelizar sumando fieles, deberá adentrarse en el sincretismo dominante, en los vericuetos de la conciliación entre el catolicismo de los esclavistas y el culto de sus víctimas.
Nada fácil, porque el eclecticismo es mayoritario y está muy arraigado. Venerados entre la feligresía, los sermones papales sonarán a música celestial entre las filas santeras; raros, sin sustancia, ni utilidad.
La gira de Francisco por Cuba y Estados Unidos tiene un fuerte contenido político, y diplomático, y también una carga ilusionante y dinamizadora mayor que la registrada durante las visitas de Juan Pablo II y Benedicto XVI, pero poco más.
La expectativa es muy alta en ambos países.
Fuente: La República
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