El peruano Vayron Jonathan Nakada Ludeña, acusado de dar muerte a un anciano y a cinco mujeres en Japón, es hermano del asesino en serie Pedro Pablo Nakada Ludeña, el llamado ‘Apóstol de la muerte’, recluido en el pabellón psiquiátrico del penal de Huacho desde 2006.
La infancia de estos hermanos no fue feliz. No tuvieron momentos de unión familiar ni una educación basada en valores. Al contrario, desde chicos fueron expuestos a un clima de violencia familiar.
Pedro Pablo fue el primero en manifestar reacciones violentas. Fue mientras vivía en Huaral, donde asesinó a 25 personas a las que ni siquiera conocía. Sus asesinatos ocurrieron entre el 2005 y 2006, y solo se detuvo cuando la policía lo atrapó durante un operativo de búsqueda, luego de herir a un agente PNP.
En el 2009 lo declararon inimputable tras diagnosticársele esquizofrenia paranoide, pero permanece en el penal de Carquín, por ser peligroso.
Desde los 18 años
Vayron viajó a Japón a mediados del 2003, tras cumplir los 18 años de edad. “Acá en Lima realizaba trabajos de tapicería y de soldadura, pero se fue en busca de una mejor oportunidad laboral. Allá hacía lo mismo”, recuerda su cuñado Alfredo Hilario Acevedo.
“Solo había cursado el segundo año de secundaria”, agrega afligido el familiar.
Alfredo lo vio nacer y crecer en Santa Clara, Vitarte. Recuerda que Vayron era un chico tímido, callado y con un pasado familiar difícil. “Tenía episodios de violencia y desórdenes de conducta”.
Tal vez eso explique por qué actuó con tanta crueldad cuando atacó a sus seis indefensas víctimas en la localidad de Saitama, Japón.
A sangre fría
Vayron fue arrestado el miércoles tras lanzarse desde el segundo piso de la casa donde había apuñalado a Miwako Kato, una mujer de 41 años, y a sus dos hijas, Misaki (10) y Haruka (7). Los cuerpos ensangrentados fueron encontrados en un armario.
Nakada sufrió una fractura en el cráneo y permanece en estado crítico en un hospital.
Una hora antes de que fuera detenido, la policía encontró el cuerpo de Kazuyo Shirai, una mujer de 84 años, en el baño de una casa situada a unos 100 metros de distancia.
Un día antes fueron hallados los cadáveres de Minoru Tasaki (55) y su esposa Misae (53) en su casa. También fueron apuñalados. La policía cree que Nakada los asesinó.
Fugó de comisaría
Vayron Nakada Ludeña había sido llevado a la policía de Kumagaya el domingo luego de haberse presentado en una unidad de bomberos hablando en un japonés incomprensible, pero poco después desapareció, dijo la TV japonesa citando fuentes policiales.
“Quiero regresar al Perú. Tengo una hermana en Kanagawa”, le dijo el peruano a las las autoridades. Luego pidió un cigarro y fue conducido a la entrada de la comisaría. Ahí, aprovechando un descuido, huyó y se perdió entre la gente en una calle muy transitada.
Por este hecho, la policía japonesa ha comenzado a ser blanco de críticas en las redes sociales locales por no haber sido más rigurosa en la primera detención del Vayron Nakada ocurrida el lunes.
“Detente, no te cortes”
Nippon TV reveló otros detalles del demencial ataque perpetrado por el peruano y reveló que los forenses de la policía han dicho que la madre y sus dos niñas asesinadas llevaban varias horas sin vida cuando fueron halladas dentro de los armarios del primer y segundo piso de su vivienda.
Se cree que el hombre estuvo varias horas en la casa de Miwako Kato antes de ir a su siguiente objetivo: la vivienda de la anciana a quien también acuchilló. Luego volvió al lugar del primer crimen donde fue hallado por la policía.
Es en ese momento que Nakada Ludeña es captado en la ventana de la casa haciéndose cortes en el brazo izquierdo con un cuchillo de cocina e intercambiando gritos con los agentes que le decían: “¡yamero!” (detente!), “¡kiru na!” (no te cortes!) y “’¡hocho wo sutero!” (tira el cuchillo).
El hombre no hizo caso y se lanzó al vacío provocándose una fractura en el cráneo. Ahora está hospitalizado en la ciudad de Fukaya, en Saitama.
Familia pide perdón
“En nombre de sus padres y hermanos, pedimos perdón a las familias de esas víctimas. Que Dios disponga de su vida”, dice su cuñado Alfredo Hilario.
“Para la familia es increíble lo que ha sucedido, estamos destrozados. Nos enteramos por un amigo que nos llamó de Japón, luego lo vimos por internet y por el lugar sacamos conclusiones”, manifiesta.
Hilario Acevedo cree que la soledad fue transtornando a Vayron. “Vivía solo, no tenía enamorada y sus hermanos nunca fueron unidos. Él quería venirse al Perú, pues sufre de ‘delirio de persecusión’ (esquizofrenia paranoide)”, insistió en entrevista con La República.
Recuerda que José Nakada, el padre de Vayron y Pedro Nakada, era alcohólico y, cuando estaba borracho, humillaba y maltrataba físicamente a María, su madre.
Factor genético
Pero no solo Pedro Pablo y Vayron padecen trastornos mentales en su familia.
Rosa, su hermana mayor por parte de madre, sufre de esquizofrenia y fue internada en el Hospital Hermilio Valdizán; su hermana directa, Ana Cecilia, que era depresiva, acabó suicidándose hace algunos años. Y una medio-hermana materna de su madre también fue internada en el Hermilio Valdizán, recuerda Alfredo Hilario, quien cree que el factor genético tiene mucho que ver en lo que le pasa a sus cuñados.
Vayron podría afrontar ahora la condena más severa en Japón: la pena de muerte.
‘Apóstol de la muerte’
En el caso de su hermano Pedro Pablo, es indiscutiblemente el mayor asesino en serie del país. El dictamen psiquiátrico al que fue sometido arrojó que padecía de “esquizofrenia paranoide”, pero que era capaz de distinguir el bien del mal.
De acuerdo con el psiquiátra Julián Vega, en la esquizofrenia paranoide, el sujeto suele tener el convencimiento de que alguien superior le encarga una misión especial, además de manifestar otros delirios como grandeza y poder.
Pero Pedro presentaba además una tendencia psicópata. Pasaba de un estado de ánimo a otro con facilidad.
Tenía momentos de ira y de tranquilidad, y a veces actuaba supuestamente guiado por voces que él aseguraba eran mensajes de Dios. Luego no era capaz de manifestar sentimientos de culpabilidad.
La elección de sus víctimas también respondió a esos supuestos mensajes divinos. Estaba convencido de que sus actos buscaban “purificar el mundo”, señalan publicaciones periodísticas de la época.
De ese modo, Pedro se veía en la misión de exterminar a homosexuales, a prostitutas, a drogadictos y a otros tipos de individuos mal vistos desde su retorcida visión de salvador del mundo.
Prensa japonesa llegó a su casa
- Periodistas de conocidas cadenas de televisión de Japón como Nippon TV y Fuji TV llegaron ayer hasta el distrito de Ate para entrevistar a los familiares de Vayron y Pedro Nakada.
- Naohiro Fukiage, reportero del primer medio dijo “que en Japón han ocurrido crímenes en serie, pero es inusual que dos hermanos se vean involucrados en estos delitos”.
- Explicó que la madre de ambos y sus hermanos “se encuentran muy dolidos y piden ayuda a las autoridades japonesas porque Vayron padece de un transtorno psiquiátrico”.
- El interés de la prensa japonesa es grande. Ellos llegaron incluso hasta la habitación que ocupó Vayron hasta antes de viajar. Se trata de un cuarto ubicado al fondo de un taller de tapicería. Ahí Vayron se dedicó a realizar trabajos en sillas y muebles. No estudió pero aprendió varios oficios.
Enfoque
Vayron podría presentar esquizofrenia y psicopatía
Martín Nizama
Psiquiatra
Podría ser un caso de esquizofrenia paranoide, de personalidad psicopática grave o de ambas. En la primera situación existe un trastorno de juicio, en el que el paciente cree que lo persiguen. Vive fuera de la realidad y percibe cualquier gesto como una amenaza. Reacciona a la defensiva, pero con ataques brutales. Una vez cometido el crimen, siente como si no lo hubiera hecho. A diferencia de un psicópata, no lo planifica.
Ese tipo de personas comúnmente tiene una infancia infeliz, con golpes, abandono, malos ejemplos y, sobre todo, falta de cariño. En este caso, si el hermano ha sido un asesino en serie y el otro sujeto también comienza a serlo, existe una vulnerabilidad genética de brutalidad. Esto se da por diversos factores. Si hay antecedentes familiares de la misma naturaleza brutal, entonces existe predisposición genética. A los estilos de crianza se suma lo genético, y si esto se desencadena en un entorno social hostil o amenazante, estalla el odio, la envidia o la furia.
Ahora bien, la esquizofrenia como enfermedad mental tiene una predisposición hereditaria. Sin embargo, una persona esquizofrénica no necesariamente posee una mente criminal. Esta última se fabrica en una sociedad violenta, deshumanizada, donde no hay familia o solo existen progenitores que crían, pero no educan.
Si el sujeto es esquizofrénico puede recibir un tratamiento y ser internado. Los psicópatas, en cambio, no aceptan un tratamiento.
Fuente: La República
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