Por Julio Macedo Figueroa (*)
Recordando la Ley general de educación Nro. 28044 - Artículo 3°.- “La educación como derecho: La educación es un derecho fundamental de la persona y de la sociedad. El Estado garantiza el ejercicio del derecho a una educación integral y de calidad para todos y la universalización de la Educación Básica. La sociedad tiene la responsabilidad de contribuir a la educación y el derecho a participar en su desarrollo”.
En ese sentido, de manera implícita reconoce al humanismo libertario -contrario a cualquier absolutismo- como capaz de tender a la emancipación de todos en todos los ámbitos humanos, para garantizar la libertad individual y concretar la justicia social. En la formación del ser humano, es necesario tener en cuenta la libertad de la humanidad respecto a cualquier forma de opresión ejercida por una clase social, élite o casta que pretenda dominarla. En ese sentido, ni los movimientos altermundistas, ni el Foro Social Mundial, ni las actuales corrientes de indignados en todo el mundo, sus mensajes no pueden entenderse sin acudir a estas premisas.
Es oportuno recordar de manera resumida, la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, de 1789, que abrió la puerta a todas las constituciones liberales escritas hasta la fecha. En ella podían apreciarse 4 ejes básicos, descritos en su artículo II: “La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión”.
Sin embargo, más de dos siglos después, se aprecia que el único de los 4 derechos básicos realmente desarrollado de manera inviolable y sagrada ha sido el derecho a la propiedad privada en detrimento de los otros. Ese es todo el núcleo del liberalismo (neoliberalismo) realmente existente, quedando todos los demás principios como simples elementos decorativos, subordinados a los dogmas cuasi teocráticos de la propiedad privada y de la economía de mercado.
En nuestro país, con el cuento de mantener el equilibrio fiscal, de una manera segmentada y arbitraria se acostumbra a “abrir el caño del progreso” para unos pocos (generalmente empresas y empresarios transnacionales) pero se les cierra a la gran mayoría de peruanos. Por eso, cuando un economista monetario asume el cargo de Ministro de Educación ya sabemos lo que va a suceder: contracción de sueldos y salarios de los profesores de todos los niveles y modalidades, despido a docentes experimentados porque cuestan más que los contratados a quienes se les entrega migajas con el nombre de aumento de salarios, aplicación inconstitucional de la ley universitaria 30220 para afectar derechos adquiridos, desempleo y subempleo para amplios sectores sociales, sobrevaloración (corrupción) de los costos de alimentos, medicinas, es demás bienes y servicios en general.
Por eso, no dudamos que la inmensa mayoría de los seres vivos que activan el proceso educativo serán postergados, porque el representante del Fondo Monetario Internacional designado como MINISTRO DE EDUCACIÓN (Economista Daniel Alfaro), como economista monetario (igual que Saavedra vinculado a la macroeconomía) solo le interesará ahorrar al máximo los recursos financieros (dinero circulante) generados con mucho esfuerzo por el pueblo trabajador, porque no le importará la formación del nuevo ser humano peruano: libertario, comprometido con su familia y su patria, visionario, investigador, crítico y defensor de la dignidad humana.
Seguiremos trabajando por hacer realidad un gobierno patriótico y libertario que sin duda encargará el sector educación a un educador humanista, quien aplicando los aportes de la pedagogía liberadora, las neurociencias, la innovación disruptiva, desarrollará habilidades y sensibilidades pertinentes de los educandos sin distinción alguna.
(*) Docente de la Universidad Nacional "José Faustino Sánchez Carrión
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