PUEDE VOLVER A PASAR. El pasado 2 de enero un bus de la empresa de transportes "San Martín de Porres" se precipitó al abismo de la "curva del diablo" de Pasamayo ocasionando la muerte de 52 pasajeros, a un mes de los trágicos sucesos, nada a cambiado en las carreteras del Serpentín y la variante, no se han instalado infraestructuras verdaderas de seguridad y protección de los vehículos, conductores y pasajeros, la señalización sigue deficiente, no se han tomado medidas para contrarrestar las dificultades del medio ambiente y durante el trayecto no se ven ambulancias, grúas y otros vehículos de necesaria intervención en caso de siniestros.
Como siempre, el gobierno, el ministerio de Transportes y Comunicaciones y la cuestionada empresa NORVIAL están apelando al tiempo para que con su paso la gente olvide que medio centenar de familias de Huacho y la provincia de Huaura sufrió mucho la perdida de uno de sus seres queridos, tras la caída en la fatídica "curva del diablo".
Accidente como el que estamos narrando no debería olvidarse y deberían estimularnos para no bajar la guardia y demandar que el MTC y NORVIAL hagan segura al Serpentín y la Variante de Pasamayo para el tránsito vehicular, con todos los millones que recauda día a día, pero hasta ahora no ha realizado nada, que está esperando que se caiga otra unidad vehicular para nuevamente hacer algunos amagos de solución a la problemática, que al final no se hacen.
Sobre el tema, como ya las primeras planas de los medios de comunicación ya no se ocupan de Pasamayo, las autoridades nacionales, regionales y locales no exigen que NORVIAL y el MTC coloquen muros de protección, mejoren la señalización y extremen en acciones de fiscalización.
La muestra es que hasta ahora en el serpentín, incluyendo la "curva del diablo", no tiene verdaderas infraestructuras de seguridad y protección de vehículos en caso de accidente de tránsito, y que decir en la variante, las cosas sigues igual, en correspondencia, que como es una vía de uso del populorum, lo dejan ahí.
En este caso, debe ser prohibido olvidar, que todo esto pasa en nuestro país, porque el poder político delega a los grandes empresarios actividades como concesiones de transporte, pero que al final solo son una especie de "gallinas de los huevo de oro" pero casi en la mayoría de los casos carentes de responsabilidad social.
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