domingo, 7 de junio de 2015

BOLOGNESI A SU ESPOSA: “NUNCA RECLAMES NADA, PUES MI DEBER NO TUVO PRECIO”

IMPONENTE. El coronel Bolognesi en una imagen poco conocida, publicada en la revista ilustrada Actualidades, en 1905. Cortesía de la Biblioteca Nacional.

Cartas del héroe. Correspondencia enviada a su familia y al prefecto de Arequipa muestran la tensión que vivió el héroe. “¿Qué será de ti, amada esposa?... Dios va a decidir este drama en que los políticos que fugaron y los que asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad”. Este domingo se conmemora el 135º aniversario de la batalla de Arica.

El general chileno Manuel Baquedano los miraba con su catalejo. No podía creerlo. Ellos eran 6 mil y los soldados de Francisco Bolognesi no pasaban de los 1.400. No entendía cómo estos hombres, más que armados, enfurecidos, optaban por el suicidio de enfrentarlos.

Bolognesi sabía que venía la muerte. Pero la patria era primero, por eso escribió cartas que no solo eran la despedida de sus seres queridos, sino también una confesión de valentía y amor por el Perú.

Su trazo era firme, pero en el mensaje había fastidio y mucha tensión. Sabía la dura batalla que le esperaba... A pesar de ello, en cada palabra mostraba las ganas de cumplir la orden encomendada. El héroe, quien nació un 4 de noviembre de 1816, vivía así un capítulo de su vida que hoy recordamos un día antes del aniversario de la batalla de Arica, gesta en la cual entregó la vida por la patria.

Las cartas que el coronel Bolognesi le escribió a su familia antes de la batalla, en junio de 1880, durante la guerra con Chile, mostraban la voluntad de cumplir con el deber, más allá de las dificultades. 

"Querido hijo: son las 11 del día y te dirijo estas palabras para despedirme. El enemigo está cerca de Tacna. Allí lo espera el general Montero con todo su ejército, salvo que los chilenos le hagan una jugarreta y vengan a tomar esta plaza (Arica) que la han dejado muy débil", escribe Bolognesi a su hijo Enrique, el 19 de abril. 

Meses después de esta emotiva carta, Enrique Bolognesi también decide luchar en la Guerra del Pacífico, en la batalla de Miraflores de 1881.

"Yo no tengo para su defensa más que 1.400 infantes; ellos pueden –en horas– traer a Pacocha (Ilo) 3 o 4 mil hombres y a la vez comprometer combate por mar y tierra. En fin, ha llegado el momento de decidir la cuestión.

No hay que asustarse: no estamos mal. Si se dirigen bien las cosas, les daremos un caldo como en Tarapacá.

Creo que seré el pato de la boda por ocupar este puesto que es el ensueño del enemigo. Mientras estén los nuestros en Tacna quizá no habrá nada aquí. 

Ya estoy fastidiado, deseo que llegue el momento de un ataque para descansar del modo que quieras entenderlo. Yo no duermo, no me dejan ni comer; en la calle y por donde vaya tengo que hacer con todo el que me busca. Afectos a todos en casa, a amigos y amigas. Adiós", narra en una misiva Bolognesi.

La historiadora Lourdes Medina comenta que cuando uno lee las cartas de Bolognesi, nota que el héroe siempre habla del cumplimiento del deber, porque no quería defraudar al Perú.

"Hay que rescatar en Bolognesi su optimismo, en las cartas dice que le podemos dar sopa como en Tarapacá, él pensaba que podía ganar en Arica, su esperanza estaba en la minas (dinamita camuflada), el trabajo estuvo a cargo del ingeniero Teodoro Elmore, pero lo capturan con los planos, después los chilenos identificaron la ubicación de las minas", recuerda la historiadora Medina. 

Luego, el 22 de mayo, le escribió a su esposa María Josefa, quien en sus primeras palabras adelantaba que estas serían sus últimas palabras, porque sabe que cada día que pasa el enemigo se acerca a Arica, conocía perfectamente que las fuerzas de Chile superaban a los defensores peruanos.

"Adorada María Josefa:

Esta será seguramente una de las últimas noticias que te llegarán de mí, porque cada día que pasa vemos que se acerca el peligro y que la amenaza de rendición o aniquilamiento por el enemigo superior a las fuerzas peruanas son latentes y determinantes. Los días y las horas pasan y las mismas como golpes de campana trágica que se esparcen sobre este peñasco de la ciudadela militar, engrandecida con un puñado de patriotas que tienen su plazo contado y su decisión de pelear sin desmayos en el combate, para no defraudar al Perú.

¿Qué será de ti, amada esposa, tú que me acompañaste con amor y santidad?, ¿qué será de nuestra hija y de su marido, que no me podrán ver ni sentir en el hogar común? Dios va a decidir este drama en que los políticos que fugaron y los que asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad. Unos y otros han dictado, con su incapaz conducta, la sentencia que nos aplicará el enemigo. Nunca reclames nada, para que no crean que mi deber tuvo precio. Besos para ti y Margarita. Abrazos a Melvin”, escribe Bolognesi a su esposa.

Efectivamente, un grupo de peruanos, a pesar de la situación en contra y que sabían que iban a morir, se resistieron al final. Además de la guerra por el guano y el salitre era una lucha por la dignidad nacional. 

TELEGRAMAS
Bolognesi, antes de la batalla, tenía comunicación con el prefecto de Arequipa, Carlos Gonzales Orbegoso. En los distintos telegramas le dice que no cuente con Manuel Leyva, Lizardo Montero, Narciso Campero (boliviano), sus batallones nunca llegaron a la batalla de Arica.

"Enemigo todas armas trasladadas trenes. Encuéntrense acampados dos leguas esta plaza. Esperamos mañana ataque. Resistiremos", dice el telegrama del 2 de junio de Bolognesi al prefecto.

Para la historiadora Medina, los documentos mostraban que la situación era complicada, la falta de alimento, la alarma por la ocupación chilena, pero aún así salieron al frente.

"Suspendido por enemigos cañoneo. Parlamento dijo: general Baquedano por deferencia especial a la enérgica actitud de la plaza desea evitar derramamiento de sangre. Contesté según acuerdo de jefes: mi última palabra es quemaremos el último cartucho. ¡Viva el Perú!", escribe Bolognesi al prefecto de Arequipa en telegrama del 5 de junio, mientras que Orbegoso le responde con emoción:

"Felicito a usted y jefes de la plaza en nombre del pueblo arequipeño por su noble actitud. Arequipa contesta: ¡Viva el coronel Bolognesi!".

EN LA BATALLA

Era tanta la laboriosidad que Bolognesi desplegaba en Arica para tratar de tener todo controlado, que casi no dormía. El general chileno Manuel Baquedano, con su catalejo, lo miraba y no lo entendía, pues su tropa no pasaba los 1.400 hombres, mientras que los chilenos superaban los 6 mil soldados. Esto conmueve al oficial sureño y le ofrece la rendición honrosa, por eso manda al chileno José de la Cruz Salvo, pero recibe esta respuesta:

"Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho", dice Francisco Bolognesi junto con sus oficiales. Este suceso se produjo en la llamada Casa de la Respuesta en Arica.

"Hubo saqueo e incendios, ataque a consulados y muchos otros desmanes", indica la doctora Medina, quien señala los excesos de los soldados chilenos, "la matanza de heridos y prisioneros se generalizó".

En esa batalla perdieron la vida peruanos como Alfonso Ugarte, José Joaquín Inclán, Justo Arias y Aragüez, entre otros. Solo algunos coroneles se salvaron como Marcelino Varela o el oficial Roque Sáenz Peña, argentino que sirvió en el ejército peruano y luego llegó a ser presidente de Argentina en 1910.

Los hechos ocurridos en la batalla de Arica significan uno de los capítulos más trágicos de la historia peruana. 

Mil compatriotas perdieron la vida, el resto cayó prisionero. Muchos de ellos murieron fusilados en la plazoleta de la iglesia de Arica. La sangre peruana derramada demoró muchas décadas en borrarse. 

CLAVES
Bicentenario. Dentro de las celebraciones del bicentenario del nacimiento de Bolognesi, la comisión permanente de Historia del Ejército ha organizado el cronograma de actividades de dicho evento que se desarrollará en el 2016. 

Patrono. El Ejército tiene la tarea de promocionar el legado de Bolognesi entre la población. El próximo año se realizarán concursos, ceremonias y una premiación a diversas personas.

Cronología
Vida del héroe. Francisco Bolognesi Cervantes nació en Lima, en el Virreinato del Perú, un 4 de noviembre de 1816, en la calle Afligidos (hoy jirón Caylloma Nº 125). 

1807. Su padre fue el italiano Andrés Bolognesi Campanella, violonchelista de Génova, que llegó al Perú en 1807. Su madre fue la arequipeña Juana Cervantes Pacheco. 

22-07-1844. Le tocó presenciar la batalla de Carmen Alto, librada en Arequipa, acción en la que las fuerzas constitucionalistas del general Ramón Castilla derrotaron a las del gobierno de facto del general Manuel Ignacio de Vivanco. Se dice que Castilla le ofreció un puesto en su ejército, pero Bolognesi optó por permanecer en la vida civil, arguyendo asuntos familiares y de negocios, relacionado con la explotación de café y cascarilla.

1859. 25 mil fusiles con ánima rayada compró Bolognesi de Europa, además de 40 cañones para el uso del ejército, allí se perfeccionó en estrategia.

Febrero 1862. Bolognesi trajo de Europa 54 cañones, armamento que fue probado en las playas de Conchán. Opositores del gobierno criticaron la compra, pero él los retó: si no funcionaban se disparaba un tiro.

Julio 1880. Los restos de Bolognesi fueron trasladados al Perú en julio de 1880, a bordo del transporte Limeña, junto con los restos de otros dos caídos en Arica: Juan Guillermo More y Ramón Zavala. En un inicio fue sepultado en una tumba familiar en el cementerio Presbítero Maestro. Actualmente se encuentra en la Cripta de los Héroes del mencionado camposanto, junto con Miguel Grau, Alfonso Ugarte, entre otros.

5-11-1905. Se inauguró el monumento en su homenaje. A la ceremonia asistió uno de los sobrevivientes de la defensa de Arica, el argentino Roque Sáenz Peña, con rango de general del ejército peruano.
Fuente: La República

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