martes, 5 de mayo de 2015

COLUMNA: SOÑAR EN CARQUÍN

Por Eduardo Escobar


Foto: Eduardo Escobar
En algunos lugares de Lima Provincias no todo es violencia. En el distrito de Carquín a pesar de tener unos de los recintos carcelarios tan saturados como hay otros tantos en este país. 

Los habitantes de este pueblo alejados del mundanal ruido de motores, bocinas, parlantes a todo volumen muy pocos se dan el lujo de echarse una rica siesta sentado en una silla tejida de junco frente al mar, a pesar de inmensas olas amenazadoras en estos días los pobladores de Carquín conocen muy bien los maretazos cíclicos durante el año y están acostumbrados a que las olas lleguen hasta las puertas de sus casas y pueden dormir tranquilos como esta simpática abuelita de la foto. 

Los amigos de lo ajeno casi no se atreven a venir aquí no tendrían mucho que llevarse, la gente aquí, no son consumistas, no se atiborran de muchos aparatos electrónicos, viven con lo estrictamente necesario, les basta con el paisaje frente al mar, el amanecer, atardecer, las rocas, el agradable resplandor de los rayos solares, algunos pingüinos en busca de alimento recorriendo la playa o una gaviota en caída libre al mar para coger su ración del día y luego ser felices dando vuelos acrobáticos en el espacio, que mejor que verlos con sus propios ojos sin los intermediarios de la National Geographic esto produce un sueño agradable.

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