TRAS CUERNOS, PALOS. Qué duda cabe que los tiempos de la pandemia COVID-19 son altamente complicados, en razón que la atención especializada al coronavirus ha colapsado y el servicio asistencial a otras enfermedades terminales o no terminales simplemente se ha dejado de lado, grave situación que origina desenlaces fatales de pérdida de vidas humanas por contagio del SARS COV-2, con profundos pesares por los decesos y martirios inacabables para dar cristiana sepultura a los fallecidos.
Es el dramático caso de la señora Isaura Amasifuen Cachique (76), que dejó de existir a las 3.51 de la tarde del lunes 20 de julio, en su casa ubicada en el pasaje Las Vegas de Villamar en el cono sur de Huacho, provincia de Huaura, región Lima; producto del cáncer que padecía en los últimos tiempos, que hasta el cierre de la presente edición no encontraban la forma de obtener el certificado de defunción de la matriarca de la familia.
Isaura Amasifuen murió dejando de recibir atención presencial en los últimos dos meses, según testimonios de la familia, debido a la pandemia, a pesar de ello, sus deudos se acercaron al hospital regional de Huacho, en busca de su galena tratante, Melina Dominguez, para gestionar su certificado de defunción, pero solo lograron la negativa de la mencionada médico, justificándose que estaba ocupada ; por lo que tuvieron que buscarla en su domicilio, seguramente ante la desesperación, dolor y deseos de dar un cristiano Adiós a su familiar, la fueron a buscar a su vivienda, pero fue en vano.
Los familiares como la hija de la occisa, Sulma Solsol, ha ido hasta el hospital regional y la comisaria policía nacional pero simplemente su solicitud de certificado de defunción se quedó sin atender.
La preocupación de los familiares, es que no saben cómo proceder para que la fallecida matriarcal no se convierta en una amenaza a la salud de sus integrantes, en especial a los menores de edad, que ahora tienen que pernoctar en la situación descrita.
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