viernes, 14 de noviembre de 2014

SIP Y PRENSA NACIONAL PIDEN QUE ASESINATO DE PERIODISTA EN CAÑETE NO QUEDE IMPUNE


Dos semanas antes de perder la vida, el joven periodista Fernando Raymondi Uribe (21 años) acompañó en Lima a sus colegas provenientes de Pichanaki (Junín), Rolando Campos Flores y Gerson Fabián Cuba, cuya esposa fue asesinada por dos sicarios en las instalaciones de una radio.

El lunes 27 de octubre, el joven reportero de la revista Caretas estuvo, junto con periodistas de distintos medios de la capital, en la sede del Consejo de la Prensa Peruana (CPP), cubriendo el pronunciamiento que hizo esta organización, conjuntamente con la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), para condenar el atentado criminal ocurrido en Pichanaki.

Al día siguiente, en el ejercicio de sus funciones, también estuvo presente cuando los representantes del CPP, Kela León Amezaga, y de la SIP, Gustavo Mohme Seminario, sostuvieron una reunión con el fiscal de la Nación, Carlos Ramos Heredia, a quien se le pidió fortalecer las investigaciones para dar con los responsables de aquel atentado contra la libertad de expresión.

Pasaron exactamente 14 días desde aquella jornada en la que se le vio al joven Fernando Raymondi cubriendo información sobre un atentado contra la libertad de expresión, y la noche del domingo 9, en que él se convirtió en una nueva víctima de la criminalidad.

SOLIDARIDAD
El presidente de la SIP, Gustavo Mohme, viajó ayer a la provincia de Cañete, al sur de Lima, para reunirse con los padres del joven periodista, Hilario Raymondi Paredes y Norma Uribe Hilario, a quienes les ofreció sus condolencias y la solidaridad de dicha organización internacional.

"A nombre del periodismo en general y de La República le expresamos nuestra solidaridad", señaló Mohme Seminario, al tiempo de considerar el asesinato de Fernando Raymondi como un doble crimen. "El asesinato de un periodista es también un crimen contra la sociedad, porque lo que se busca es silenciar algo", enfatizó.

El también director de La República refirió que desde la SIP se canalizarán los medios necesarios para que este crimen no quede impune y que los asesinos sean ubicados y sancionados.

CIUDAD VIOLENTA
En su visita a Cañete, Gustavo Mohme Seminario también invocó al periodismo en general a poner la mirada en la provincia de Cañete, donde con frecuencia se producen actos delictivos en contra de la vida.

El comandante PNP Enrique Huasasquiche López, comisario del distrito San Vicente de Cañete, reconoció que la zona presenta altos índices de criminalidad.

El oficial de la Policía, en entrevista con el presidente de la SIP, informó que personal especializado de Lima investiga este crimen desde el mismo domingo.

Sin embargo, Hilario Raymondi, quien vio a su hijo desplomarse tras el disparo que hizo uno de los dos criminales que atacaron su bodega, expresó su preocupación debido a que hasta la fecha no hay avances concretos.

Asimismo, reiteró su crítica al cuerpo de bomberos, ya que tras el disparo contra su hijo, un integrante de esta unidad se acercó y dijo que regresaría con un vehículo para socorrerlo, pero nunca lo hizo, pues la batería del vehículo estaba descargada.

En tanto, Norma Uribe insistió en que el asesinato del joven fue por encargo, ya que los criminales no se robaron nada y el único disparo efectuado fue para darle muerte segura a Fernando Raymondi.

ANP PIDE NO DESCARTAR DESEMPEÑO PROFESIONAL COMO MÓVIL DEL CRIMEN
Si bien la Policía maneja la hipótesis de que el crimen contra Fernando Raymondi fue como consecuencia de un robo frustrado, la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP) pidió privilegiar la condición de periodista de la víctima en las investigaciones.

La ANP criticó al director de la Policía Nacional por pronunciarse de manera apresurada atribuyendo el asesinato del periodista Raymondi a la delincuencia común.

"El Estado se resiste a admitir que en su territorio se mata periodistas por su tarea informativa", señala la ANP en un comunicado, y recuerda que en el Perú se han producido más de 60 crímenes contra periodistas en las tres últimas décadas.
Fuente: La República

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