Por: Econ. Víctor Eleazar Alvino Guembes
Si de promesas electorales se trata, es necesario que sepamos cuál es el menú de soluciones para el corto y largo plazo. Pongamos el tema del aumento en el precio del dólar y como consecuencia de ello, al menos en parte, la cada vez mayor inflación. Dicho problema no es de solución rápida.
Entonces la pregunta sería ¿qué harían los hoy candidatos con el tipo de cambio y la inflación, en caso de llegar a ser gobierno? Otro tema no menos importante es el tema externo, el cual no ha sido muy positivo en los últimos tiempos. Simplificando el tema, lo anterior significa que el país importa más de lo que exporta. Entran menos dólares de los que salen.
Por lo tanto, ¿Qué hará el nuevo gobierno para enfrentar la situación? ¿Cómo aumentará las exportaciones si sabemos que el 80% son tradicionales, cuyos precios dependen de los mercados externos y no de lo que pase dentro? Como tercer punto tenemos a la desaceleración económica.
Estimamos que ésta continuará al menos un par de años más. Crecer a un menor ritmo implica una elevación de los ingresos tributarios más o menos, en la misma proporción. Entonces ¿Cómo el gobierno que se instalará el 28 de julio cumplirá con sus promesas si “tendrá menos dinero en caja”? ¿De dónde saldrá el dinero? Si conocemos que la posición fiscal es negativa.
Sin entrar en tecnicismos esto significa que el gobierno ha venido gastando por encima de sus ingresos y la diferencia se cubre con deuda (externa o interna). Entonces, ¿Qué decisión se tomará respecto de este punto? ¿Habrá un ajuste para gastar menos? Si sabemos que la electricidad viene subiendo de precio y que la caída en el precio del barril del petróleo no se refleja en una mayor caída de la gasolina.
Por lo tanto, ¿Qué hará el triunfador de las elecciones al respecto? Una pregunta final, dirigida a los candidatos a la presidencia y al congreso sería ¿Cuál será el plan de corto plazo a aplicar a partir del 28 de julio de 2016? Recuerden que los problemas comienzan cuando las promesas no se cumplen y se arguye que “no se sabía lo mal que estábamos”.
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