DURA VERDAD. No solo nos hemos alejado abismalmente de la posibilidad de democratizar la economía para mejorar la educación, como lo propusiera hace muchas décadas antes el amauta José Carlos Mariátegui, sino que a la vez, los diversos actores y sectores de los niveles de gobierno del país, así como la sociedad civil y sus dirigentes han dejado de lado el debate de fondo para encontrar la modernización de la Educación nacional y regional.
En estos tiempos, no solo debe haber una preocupación por buscar el mejoramiento de la educación con mayor presupuesto sino con nuevas tecnologías que han puesto al mundo actualmente en la cuarta revolución industrial que establece como hegemonía la utilización de tecnología de Internet de las Cosas, la misma que debería formar parte del quehacer educativo, pero que crudamente, señalamos que no es así y seguramente no será en adelante por cuanto no hay indicios ni esfuerzos para que se de la llegada de la tecnología de internet en las escuelas.
Pero actualmente, el mundo está en la cuarta revolución industrial pero el Perú y la región Lima no llegan ni siquiera a la producción industrial en razón de la situación de dependencia del capital internacional que se tiene en estos tiempos, y que muchas veces se deja de lado.
Además de esas cosas mayores y de gran importancia que deberían convocar la atención de las autoridades como hacer todos los esfuerzos necesarios para dotar de aulas inteligentes a las escuelas de los sectores populares, las mismas están sumidas en una serie de incapacidades, incoherencias y presuntos actos de corrupción que retrasan más la modernidad de la educación, que impide que se pueda hacer que las escuelas públicas tengan acceso masivo, gratuito y urgente a la cuarta revolución industrial y la era de las aulas digitales.
PATÉTICA REALIDAD.
De acuerdo a un estudio realizado el año 2017 por el instituto Integración, el 74% de los peruanos afirma que la educación mejora con tecnología; este dato se contrasta con una realidad dura pero real: en el Perú existen 8 estudiantes por computadora en primaria y 6 en secundaria(Censo Educativo 2017). Esto refleja que la brecha tecnológica en el país aún es grande ya que los recursos no alcanzan para todos.
La inversión en educación resulta un factor clave si hablamos de equipamiento para las aulas. Mientras que en colegios con aulas tecnológicas el promedio de inversión por estudiante va en un rango de 1500 a 2500 soles al mes, en el Perú el presupuesto promedio de una escuela regular es 459 soles, en otras palabras, el acceso digital de los estudiantes peruanos en los colegios aún es restringido.
Otro de los puntos importantes es la conexión a Internet. Para el docente Christian Gómez, “existe una brecha muy importante porque son muy pocas las escuelas en nuestro país, públicas y privadas, que tienen acceso a una buena conexión”. En el sector rural el problema es mayor, pues apenas el 13,9 % de las instituciones de nivel primaria y 44,8% de secundaria tienen acceso a Internet (Censo Educativo 2017). Sin conexión los beneficios de los equipos se reducen en gran medida.
Considerando que el país destina apenas el 3.5% de su PBI a actividades educativas, ocupando el último lugar de Sudamérica, queda en evidencia que sin una inversión adecuada ni siquiera se pueden cubrir las necesidades básicas de los estudiantes.
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