El intenso fuego cruzado entre el nacionalismo y el aprismo en relación con los supuestos planes de “reelección conyugal” y las investigaciones por corrupción para evitar la “reelección vitalicia” nos deja claro que algunos políticos no pueden dejar de pensar en el 2016. Pero lo cierto es que, más allá de sus obsesiones, el electorado tiene su propia dinámica. Por ello una lectura de la historia reciente y las encuestas puede ayudarnos a vislumbrar lo que ocurrirá al concluir el mandato del presidente Ollanta Humala.
Lo primero que se puede anticipar es que quien tiene la mayor intención de voto dos años antes llega a la segunda vuelta. En el 2004 Alan García encabezaba las encuestas y, aunque posteriormente fue superado en algunos momentos por Valentín Paniagua, Lourdes Flores y finalmente Humala, logró entrar a la segunda vuelta y convertirse luego de ganarla en presidente de la República en el 2006. Del mismo modo, la favorita en el 2009 era Keiko Fujimori y, aunque luego fue sobrepasada temporalmente por Luis Castañeda, Alejandro Toledo y el propio Humala, llegó a la segunda vuelta y perdió ajustadamente en el 2011. Si esta regla se mantiene, Keiko Fujimori, que encabeza nuevamente la intención de voto, tendría su pase asegurado a la segunda vuelta del 2016.
Más difícil es prever quién será su contendor. En las encuestas más recientes, el segundo lugar lo ocupa Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y el tercero Alan García, pero lo más relevante es que más del 30% de los votantes no se inclina por ninguno de los tres favoritos. En las elecciones anteriores se apreciaba un fenómeno similar y el candidato que llenó ese vacío no surgió hasta los últimos meses de campaña. Para las elecciones del 2006 la sorpresa fue Humala, que surgió un año antes de las elecciones. Y en el 2011 la sorpresa fue PPK, que despegó apenas cuatro meses antes. Finalmente quedó tercero muy cerca del segundo lugar.
Ya está claro que la megacomisión no podrá inhabilitar a García, pero lo que sí hará es reforzar su imagen negativa asociada a la corrupción. Si se tiene en cuenta que el fujimorismo también tiene muchos anticuerpos así como PPK por su imagen de candidato de los ricos, la mesa está servida para el surgimiento de otra candidatura que capte los votos que tuvo Humala en el 2011.
Naturalmente, si Nadine Heredia pudiese ser candidata, ella ocuparía ese espacio. Sin embargo, lanzar su candidatura implicaría incumplir su palabra y violentar la ley electoral. Contra lo que cree la mayoría, sostengo que honrará su compromiso porque le importa su credibilidad y porque el desgaste gubernamental será de tal magnitud para el 2016 que su derrota sería segura. En cambio, si honra su palabra sería una candidata tremendamente atractiva para el emblemático 2021.
Otra posibilidad para llenar el vacío dejado por Humala es que surja un candidato de izquierda radical, como lo fue Humala al inicio. En mi opinión, esta opción tampoco es probable. El descalabro del régimen chavista en Venezuela –ampliamente conocido en el Perú gracias al activismo de destacados periodistas– es el mejor antídoto contra esa opción. Sin duda habrá alguna candidatura antisistema, pero sus posibilidades de prosperar son muy limitadas.
En realidad, el espacio desde donde podría surgir el candidato sorpresa del 2016 es la izquierda moderada. Parte del electorado que votó por Humala el 2011 lo hizo por su promesa de más seguridad. Ese electorado migrará a Fujimori, PPK o García, pero otro sector lo hizo por su oferta de cambio social y su identificación popular. Para ellos, ninguno de los tres favoritos resulta atractivo. Un líder de origen popular con un discurso populista podría captar a ese votante que simpatizaba con Humala y que rechaza a los tres favoritos. Sus posibilidades aumentarán en la medida en que sea un líder apasionado con ideas novedosas y atractivas. Hasta el momento, no se vislumbra un candidato así pero podría surgir en el 2015.
Para vaticinar quién ganará la segunda vuelta hay dos teorías. La primera es la de los antecedentes: quien queda segundo en la elección previa gana las siguientes elecciones. Según esta lógica, si el electorado se siente decepcionado del gobernante saliente, como suele ocurrir, tenderá a darle la oportunidad a quien fue su contendor. Ocurrió con Toledo en el 2001, con García en el 2006 y con Humala en el 2011, que habían ocupado el segundo lugar en la elección precedente. Si es así, Keiko Fujimori será la elegida en el 2016.
La otra teoría es la del mal menor y eso depende de cuáles sean las opciones. García lo fue frente a Humala en el 2006 y este frente a Fujimori en el 2011. Actualmente, tanto García como Fujimori y, en menor medida, PPK tienen un alto voto de rechazo, por lo que si surge un ‘outsider’ suficientemente carismático, podría colarse en la segunda vuelta y ser la sorpresa el 2016.
(Alfredo Torres/Presidente Ejectuvio Ipsos Perú)
(Alfredo Torres/Presidente Ejectuvio Ipsos Perú)
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