En más de 40 años en la actuación, para Reynaldo Arenas lo único que le faltaría es tener su propia sala de teatro. “Le pondría un nombre incaico”, dice. Reconoce que se hacen más obras de calidad y para niños. “En 20 años será una necesidad consumir teatro, tenemos esperanza”, dice.
¿Qué personaje tiene en El taller del orfebre?
Soy la voz de Dios, el que aconseja a la familia. Está mal la trillada palabra ‘comercial’, pero esta obra no lo es, habla del respeto y va para los jóvenes que a veces se casan sin saber por qué. Esta es una obra hecha porque en Lima falta hablar del matrimonio, entiéndase como matrimonio: hombre y mujer (ríe).
¿Es homofóbico?
¡Nooo! No lo soy. Que se llame unión civil está bien, pero que no se llame matrimonio. Con parejas gays que conviven, es lógico que tienen que heredar por un tema de derecho. Se debe llamar unión civil y ya. Dejémoslo ‘ser’ (ríe).
Se lo pregunto porque antes descalificó al programa ‘Amor, amor, amor’ por “ser de homosexuales”.
Es que a mí me fastidia porque solo se preocupa de difundir la homosexualidad, creo que no es necesario. Invitan a gays, travestis y hacen todo un alarde, un carnaval, entonces, muchos niños ven eso. Una vez fui como jurado a un ‘nido’ y lo primero que escucho es (remeda) “paletazo, paletazo”. ¡Por Dios! Se decían: ‘loca’, ‘loquita’ ¡¡¡y tenían 5 años!!!
¿Es un tema de horario?
A eso voy. Esto es un himno a la morbosidad, al chisme barato, a la pelea, para mí es un programa asqueroso, no tiene ninguna calidad. Las veces que lo vi fue porque a veces almuerzo en la calle. Yo no estoy de acuerdo con esos programas que deterioran la imagen de las personas.
Por eso no lo vemos seguido en televisión.
Me llaman para personajes que no quiero hacer: borrachos, delincuentes, asesinos… ¡ya no! Lo último que hice, porque me pareció interesante, fue la serie de Ciro Castillo.
Historia y personaje que fueron criticados.
Ah sí. Estamos en Perú, pues, tanto es así que nos mandaron a las 12 y 30 de la noche. ¡Cosa inexplicable! Estábamos subiendo a 30 puntos (de rating) y de la forma más absurda nos cambian de horario. Aun así terminamos con 12 puntos que cualquier programa nocturno quisiera tener.
Usted se defendió hasta de los productores del canal...
Es el Perú, donde no hacemos patria, pero tampoco dejamos que la hagan. El tema era delicado y además teníamos que viajar a Chivay y a veces se denigra la imagen del indio, como con ‘Jacinta’. Imagínate si la serie hubiera caído en manos de (Michelle) Alexander, ¡en qué hubiera terminado!
¿Quedó contento con su personaje?
Sí, porque tuvo una gran producción (...) También es importe decir que pagaban puntual porque otros te dejan esperando tres meses. Te dicen: “Deja tu recibo y regresa en noventa días”. Esa es la realidad del serrano peruano, hay racismo.
¿Le es difícil actuar en TV?
Es muy difícil hasta ahora. Se ha creado un estereotipo de actor que tiene que ser blanco . ¿Hay algún galán negro, acaso? Lo ponen de chofer.
Ha dicho que escoge sus papeles, que no estaría en ‘Al fondo hay sitio’, por ejemplo.
Es que no me han llamado y tampoco creo que se atrevan, además a estas alturas no vivo de la televisión (ríe). Soy docente, hago teatro, soy músico, y cuando estoy sin trabajo, me voy a Estados Unidos y me pongo en una esquina a tocar.
¿Hasta ahora?
Hasta ahora, y a veces vivo de eso, de ser músico en la calle. Voy a tocar un par de horas y son 100 o 150 dólares diarios, o sea, para qué estar mendigando y tocando puertas. Pero cuando veo un buen papel hasta gratis trabajo.
¿Está en algún proyecto?
Hay un piloto sobre la familia, ‘Todos somos ángeles’ y otro sobre el hacinamiento en las cárceles, ‘Infiernillo’. Están interesantes pero... no son comerciales (ríe).
¿Y no ha pensando ingresar a la política para ‘pelear’ por la condición del artista?
¡Nunca! No me metería al Congreso con esas ratas. Es más, tuve un problema grande (con sus colegas) cuando el Congreso premió a un ‘montón’ de actores. Yo me negué. ¿Por qué recibir una placa de esa gente que no hace nada por la cultura? Me parece un poco indigno. Me apabullaron, me dijeron ‘zamba canuta’, a diario llamaban a mi casa, por email me llenaron de insultos.
¿Votaría por el doctor Ciro Castillo-Rojo?
Ahí sí refuto un tanto. Creo que para ser presidente tienes que prepararte, tienes que ser consciente de que ser conductor de una nación es conocer sus problemas, tienes que bajar al llano y eso te demanda años, viajar, conocer de qué adolece el pueblo.
Fuente: La República
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