jueves, 16 de mayo de 2013

JAVIER HERAUD: A 50 AÑOS DE SU INGRESO A LA INMORTALIDAD POR EL ODIO DE CLASE DE LA DECADENTE ARISTOCRACIA PERUAN


Yo nunca me río de la muerte, simplemente sucede que, no tengo miedo de morir entre pájaros y árboles”, presagiaba así su ingreso a la inmortalidad por accionar del odio de clase de la decadente aristocracia peruana, en su poema “Elegía”. Por su gran sensibilidad humana se integró a la lucha social de aquellos años, llegando a escribir: “La poesía es un relámpago maravilloso de palabras silenciosas, de latidos y esperanzas. Es el grito de los pueblos oprimidos, el nuevo canto de los pueblos liberados”.

Javier Heraud Pérez que nació en Miraflores - Lima un 19 de enero de 1942, fue cruelmente asesinado extrajudicialmente por las fuerzas policiales, protectora de la aristocracia peruana, en Madre de Dios el 15 de mayo de 1963, pero para fortuna del pueblo su cuerpo se fue, pero quedó su inmortal y revolucionaria creación en "poeta", "El río" "profesor", "guerrillero peruano".

Antes de su asesinato por las fuerzas represivas del gobierno de entonces, escribe una carta a su madre diciendo:“Voy a la guerra por la alegría, por mi patria, por el amor que te tengo (…) no me guardes rencor si algo me pasa. Yo hubiera querido vivir para agradecerte lo que has hecho por mí, pero no podría vivir sin servir a mi pueblo y a mi patria…”.

Es bueno recordar al Poeta y al Héroe como un ser indivisible, al escritor y al revolucionario como uno sólo; reivindicar el mensaje que nos dejó con su pensamiento y acción. No se amilanó y desde muy niño mostró un gran interés por el estudio, lo que se reflejó en el ámbito académico, al ocupar el segundo puesto de su promoción en el colegio Markham, y el primer puesto de ingreso en la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica del Perúen 1958.2

La gran esperanza de alcanzar “una Patria hermosa dentro de un mundo nuevo” en estos tiempos de afrenta incontenible del neoliberalismo y sus incondicionales sirvientes la aristocracia en extinción, nos exige retomar el legado de Javier Heraud, su compromiso con el pueblo y con la Patria.

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